Un vino subjetivo, singular, es el proyecto de un individuo. Es decir, de alguien notable, que tiene un sello propio. Un vino de autor que se origina en la libertad que goza un enólogo para dar su impronta a un vino. Esta obra será, entonces, inspirada por relatos personales, por emociones particulares, por una composición de origen irrepetible. Un vino de autor es una obra única, compleja, inédita, tal como lo es Altazor, el poema de Vicente Huidobro de que brota el vino. Altazor sabe a creación, a notas de locura y genialidad, con una imagen inspirada en la vanguardia de principios del siglo XX.
Madera de robles franceses. Profundo color ciruela. Aromas terrosos, intensos frutos del bosque, berries, cassis. Notas herbales, ligero mentol. Expresividad tánica, suavidad y madurez, elegancia. Complejidad y persistencia. Gran carácter. Mi escucha de la tierra. Una de mis travesías por el desborde cósmico de Vicente Huidobro, autor del poema Altazor.
